Nos vamos a Oza-Guarrinza, al fondo la Sierra de los Alanos |
pastor en Taxetas |
Colaboradores incansables |
Me acerco y me dice que las está curando las heridas y marcándolas. Sus tres perritos salen al encuentro ladrándome para que me fuera, hasta que el pastor sale a por ellos y sobre todo a uno negrito que no se calmaba.
Me comenta que en vez de dormir en Guarrinza, que no hay nada, nos convenía subir por el valle de Echo hasta el Achar de Aguas Tuertas que hay un refugio y así la etapa siguiente se acortaba. Nos pareció bien y agradecimos su consejo.
Refugio de Taxetas.
Sierra de los Alanos
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Sierra de los Alanos |
Subiendo al collado de Petraficha |
Castillo de Acher |
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Subimos el collado de Petraficha todo muy bien marcado, sin dolores, y al bajarlo nos encontramos con un grupo de buitres que se están comiendo un burro, que lo han dejado en medio del camino y claro cada vez que pasa alguien los buitres tienen que elevarse. Allí nos cruzamos con varios grupos de gente.
Hacia el puerto de Acherito |
Chipeta |
De ahí venimos, del collado de Petraficha |
Bajando a Oza |
Impresionante el lugar. Al fondo, escondido, se encuentra el ibón de Acherito |
Bajando hacia Guarrinza, al fondo el Castillo de Acher |
Llegamos a Guarrinza –Oza- pronto y decidimos comer y poner a secar la tienda y los calcetines, camisetas….Nos damos cuenta que llevamos poca agua. Cuando los niveles de agua bajan, Jesús empieza a transformarse y yo me agarro a mi cantimplora para que no me la quite.
Peñaforca 2.390 mt, Lenito y Puntal de Lenito |
Agua riquñisima después de Guarrinza |
Está a la izquierda de la pista y te la puedes pasar. No conviene olvidar porque luego hay mucho ganado más arriba.
Hacia atrás, Peñaforca, Petraficha, Quimboa, desde el refugio de Agüas Tuertas |
Agüas Tuertas. Río Aragón-Subordán |
Llegamos al refugio libre saludando a gente que baja. Desde su puerta se ven los meandros que el arroyo forma en este valle horizontal donde las vacas pastan tranquilamente.
Jesús ve a alguien pescando y utilizando un mamífero pequeño.
Compartimos refugio con dos muchachos que llegaron cuando nosotros ya estábamos en los sacos.
Nos comemos lo poco que nos queda y Jesús se acuerda del chocolate que traíamos del camping de Zuriza. Fue a parar a la papelera la misma tarde que lo compramos. Se mezcló con los restos que fueron a parar a la basura. Dormimos encima de dos pollos de cemento y Jesús quería dejar la puerta abierta. Yo que no y él que si. ¡Pero hombre, puede entrar cualquier animalillo o incluso una vaca ¡ -Le decía yo-.
Él no podía cerrar la puerta y quedarse “encerrado”. Sus ronquidos me han acompañado todas las noches de la travesía. Le hacía el chasquido de la lengua, le llamaba para despertándole, le daba con mi mano si estaba cerca, le tiraba cosas…
Ya por la tarde, hace un frío que pela y estamos deseando dormir.
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